críticas constructivas II

Quizás todas estas líneas no lleguen a muchas personas o sean borradas de la red -aunque lo dudo mucho-, claro que para eso bendita la libertad de prensa, o quizá no. Siendo tan pesimista como tiendo a ser, en el mejor de los casos pedirán que me disculpe o cualquier hipocresía por el estilo.

Claro que hablando de hipocresía que mejor que remitirse a una fuente fiable y, ya de paso, hacer lo que mejor nos ha enseñado la Iglesia -con sus sermones y sermones de austeridad y recogimiento espiritual, amen de la castidad que llevan tan a rajatabla-, que es predicar con el ejemplo… ¿verdad? Pues pongamos un ejemplo, y ahí es donde necesitaré la colaboración de nuestro país vecino, Francia, república democrática y tierra de libertades -digo todo esto sin ningún tipo de ironía ni sarcasmo, y con todo mi respeto hacia un país democrático-.

Bien, el último presidente de la República, el señor Nicolás Sarkozy, como todos sus predecesores, fue nombrado canónico honorario de la catedral de San Juan de Letrán, en este caso, por el Papa Benedicto XVI, hasta ahí todo correcto; pero a modo de cotilleo diré que Benedicto XVI está claramente en contra del divorcio, como dice en la mayoría de sermones, encíclicas o, simplemente, cada vez que abre la boca, y como todos sabemos -y los que no, ahora se enteraran- el señor Sarkozy está doblemente divorciado; y es aquí queridos amigos donde entra en juego la histórica hipocresía eclesiástica o falsedad religiosa -que suena como más tajante-, porque a un hombre que antepone a sus ideas un poder de cualquier tipo como se le permite ser la guía de millones de personas, en fin, el mundo esta lleno de hipócritas y mentirosos, pero cuando se es famoso y reconocido por ostentar un cargo social importante hay que saber elegir o, por lo menos, vigilarse las espaldas.

Alguien puede pensar que soy cruel, que no tengo sentimientos, que únicamente escribo sobre este tema para hurgar más en la herida y que también tengo que ver el lado bueno de la Iglesia católica, también llamado comunismo cristiano -quizás alguno ponga cara de sorpresa... pero ese es otro tema que trataré más adelante y con mas parsimonia-; pero ante una dictadura religiosa que ha durado cientos de años -concretamente más de dos milenios-, donde la opulencia, la espada, las torturas y, sobre todo, la hoguera ganaron la partida a la libertad de expresión.

Llegados a este punto me tomaré la deferencia y espero me permitan diferenciar de teólogos, curas, canónigos -sí, lo he dicho mal- y todo tipo de representantes de una Iglesia que generación tras generación gana en tradicionalismo y radicalismo derechista. Con un marco de esta magnitud e incomparable belleza alguien como yo no puede sino levantarse y preguntar, ¿quién se alía con el primero que le ofrece proteger sus intereses?, porque recordemos que los intereses de la Iglesia iban y van en contraposición a lo que ellos mismos predican, anteponiendo una vez más el poder y el dinero a la gente que confía en ser recordada para siempre gracias a la fe -per saecula saeculorum-.

Yo me desperté a tiempo en un mundo de corrupción y nihilismo, sólo espero que mi gente, aquellos que me rodean y me importan abran los ojos tan pronto como su mente se lo permita, incluso tú mismo que estás leyendo esto ahora mismo, y os deis cuenta de aquello que para mí es transparente. Que nuestra vida gira en torno a un engaño. Pero todos juntos podremos levantar los cimientos que debían estar levantados hace décadas -generación de inconformistas-, la religión terminó y el laicismo es cosa del pasado, despejemos nuestros pensamientos y completemos la pieza del rompecabezas que falta y el resultado se verá antes de lo que esperamos.

Critíquenme, espero que lo hagan, es más, deseo que lo hagan. Esa es la razón de que lo haya escrito, para hacer pensar. No me creo ni un profeta ni un salvador -ese puesto ya ha sido ocupado demasiadas veces-, únicamente expreso una opinión. Espero levantarme mañana y leer varios comentarios de personas que hablan sobre estas mismas líneas dando su opinión y que la gente vea como un simple chico de dieciocho años es capaz de escribir algo tan brutalmente honesto. Júzguenme, me da lo mismo.

Atentamente, Mateo Azorín.

1 parladas:

Anónimo dijo...

Una tonteria.. cuando hablas de canonigos no querras decir canonicos? los canonigos es esa planta que se come en las ensaladas! CHaujs